Opinión

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El cuadrilátero del PP de Alicante

Publicado: 11/05/2025 ·06:00
Actualizado: 11/05/2025 · 06:00
  • Carlos Baño, Luis Barcala,, Carlos Mazón y Luis Rodríguez.
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Dice la Real Academia de la Lengua Española que un cuadrilátero es un polígono, que tiene cuatro ángulos y cuatro lados. Pues en ese polígono, que bien podría un espacio de apenas 100 metros, está, en estos momento, la pugna del PP de Alicante. ¿La razón? Las obras de la sede de la Cámara de Comercio, ubicadas en el antiguo centro comercial de Panoramis. Que si fuera otra asociación empresarial, el asunto hubiera pasado desaparecibido, pero al contar con financiación pública, de una de las aristas, y haber una sospecha -ya plasmada en un informe- de irregularidades, pues está en el foco. Y cómo los cuatro puntos de ese polígono tienen intereses -por acción u omisión-, pues se ha convertido en un verdadero campo de batalla. 

Creo que los titulares de los cuatro ángulos son de sobra conocidos: Carlos Mazón, por ser el otorgante de la ayuda con la que se financian las obras; Carlos Baño, presidente de la Cámara, por ser el beneficiario; Luis Rodríguez, presidente del Puerto de Alicante, por ser -en teoría- el tutelante y titular de la concesión, y Luis Barcala, por ser el autorizante de la obra. Todos del PP, aunque alguien de fuera lo podría poner en duda.

Insisto, si fuera otro colectivo profesional, de carácter público, o privado, la crisis hubiera pasado a un segundo plano. Pero hay dos condicionantes que la elevan a irregularidad urbanística mediática -y por tanto- sancionable, con reprimenda de demolición, y por tanto, de escarnio público. La primera, la Dana de Valencia y las consecuencias que ello ha generado a nivel político: de un Mazón todopoderoso y actor en alza de Instagram hemos pasado a un político cuestionado, dentro y fuera, y por tanto, débil. Y la guerra empresarial entre la CEV y la Cámara que se desencadenó -también por alguien que lo sacó de la chistera en un momento concreto, como ahora- porque el origen de la crisis -la salida de la patronal autonómica de Fira Alacant-IFA- llevaba meses ejecutada, y avalada por la propia Marián Cano.

La cuestión es que la obra de la Cámara, que lleva meses ejecutándose, y que al parecer alguien autorizó con una declaración responsable, sabía lo que había: una nueva naya (altillo) dentro de los antiguos cines de Panoramis. Nadie sabe si era consentido el nuevo elemento, aunque el procedimiento ha sido el mismo que en otras ocasiones: declaración responsable, comienzo de las obras y posterior comprobación. Y como el ojo que debe fiscalizador es flexible, no tardarán en ver en otros medios que es posible que pueda haber otra (lo que pasa es que sus apellidos no son tan ilustres como los de esta rencilla).  

Así que llevamos varios días con el foco puesto en la futura de la sede de la entidad cameral, que es la cuarta, construida en una concesión portuaria, por un tiempo limitado, y que explotan dos conocidos empresarios de la ciudad aficionados al fútbol. Pero lo importante no es esto, aunque también. Lo importante son los protagonistas de esta bola de fuego que recorre el Paseo de la Explanada de Alicante porque nadie quiere quedar señalado, y además sirve de cobro revertido de cuentas pendientes. Y la bola corre a gran velocidad, ahora que ya no están los stands de los hippies de por medio. ¿Quién le pondrá el cascabel al gato? Mientras Baño sigue sorprendido por los efectos de la polémica (como si no supiera como se las gasta el galeno Rico); Barcala ha mandado el recado al Puerto; Ruth Merino, que es la que tiene que pagar la fiesta, lo ha dejado en stand by, y Luis Rodríguez se defiende -también de la adjudicación de los conciertos- y devuelve la bola en llamas a la Plaza del Ayuntamiento de Alicante, mientras sigue buscando si tiene agentes dobles en la casa que echan más leña al fuego. El empresariado, mayormente, el no alineado, por supuesto, sigue los acontecimientos con estupefacción. La CEV, en silencio, o con evasivas, como las del ministro Bolaños ante el juez Peinado. Cree, pero no asegura. Y toma nota, por si es necesario.

El definitiva, que las obras de la sede de la Cámara de Alicante se ha convertido en un enorme botafumeiro, que va dando vueltas de una parte de la ciudad a la otra,  mientras todos agachan la cabeza. Unos ven en este botafumeiro la cremas de Mazón; lo que no pueden sacarle al president, se lo sacan a su hermano Carlos Baño; desde la Alcaldía mandan el turíbulo a la otra esquina, la del Puerto, por si Mazón resucita in extremis y de paso unge a Luis Rodríguez a otro sillón; pero como la autoridad es débil, la batalla ya no es qué, sino quién hace de malo y hunde a Baño haciéndole derribar la naya de las narices (y de paso cobrarse sus excentrecidades de las noches alicantinas). Y si por el camino caen otros, pues mejor, piensan los impulsores del incensario. Mientras, el empresariado sigue en el foco, da otra imagen como las de antaño, de división, y de paso dejan a la Cámara y al proyecto de su presidente en la empantanada. Que es como dejar a la interperie a Mazón, que no olvidemos, es el gerente de la entidad en excendencia. Dénjeme de ser inocente, pero Mazón creo que siempre preferirá volver -algún día- a su casa que al Consell Jurídic Consultiu.

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