Libros y cómic

DEL VERSO AL AMPA

Lorca se convierte en un alumno de instituto en 'Comedia española'

VALÈNCIA. El Instituto ‘granaino’ Padre Marcelino está en drama, en colapso. Una enorme crisis de las que no les puede sacar ni Concha, la presidenta de la Asociación de Madres y Padres de Alumnos (AMPA). Un drama digno de los escritos de Federico García Lorca, y que ahora toma forma a través de Comedia española (Reservoir Books), el excelente debut literario de Manuel Gare. En este juega a imaginar el día a día del Padre Marcelino mientras enfrenta a una infinidad de personajes a encontrarse a ellos mismos. Lo hace con una novela que es una oda a la colectividad, Gare busca generar un espacio en el que sus personajes, que están muy, pero que MUY perdidos, se puedan reflejar sobre el lector. 

“Escribo sobre dos mundos muy distintos y personajes que se han ido aislando poco a poco. Me gusta encontrar una historia de unidad entre personajes que se encuentran entre ellos porque conectan a través de sus soledades como pasa entre Concha y la profesora de Yoga o los adolescentes que chatean. Busco generar un espacio en el que se busca el grupo para sentirse comprendido”. Para ello confecciona diferentes clases en las que salen grupos y parejas de lo más dispares: desde el grupo de amigas de las MALAS (compuesto por Marina, Alicia, Alejandra, Lena y Sara), hasta las integrantes del AMPA pasando por la relación de amor extraña que se genera entre Concha y Céleste, su profesora de yoga.

 

Transitando el espacio entre las peleas de instituto y las meditaciones de Céleste Gare consigue construir un universo propio guiado simplemente por lo que le interesa en el momento: “Me gusta escribir sobre las relaciones y sobre las extrañezas del mundo. Genero una novela coral con muchos adolescentes con su personalidad y su historia y madres que viven entre ambas generaciones”. 

 

Un mundo de padres de hijos en el que Gare encuentra una brecha que se cose a través de las palabras y con sus personajes que parece que viven en una pieza de teatro de Lorca: “Siento que hay personajes que tienen fe en un mundo viejo mientras los hijos le arrastran al presente. Siento que hablo de la soledad que se siente al ser madre, de las complejidades del mundo laboral y de espacios en los que los personajes se sienten un poco incomprendidos”.

 

Con la “incomprensión” digna de un adolescente, Gare enfrenta también a sus personajes a otros perfiles de lo más peculiares, como una profesora de inglés que se expresa en spanglish o generando chats en los que el lector se mete en las conversaciones privadas de dos alumnos del instituto. Con una mezcla de lenguajes muy refrescante, el autor consigue mantener la atención en un texto que enfrenta a sus protagonistas ante sus miedos: “Hablo de personajes que tienen problemas muy distintos entre sí y que se enfrentan a sus propios abismos. Juego también a bailar entre diferentes estilos para buscar un punto narrativo en el que me sienta cómodo y pueda jugar con mis normas”.

 

Así, saltándose los consejos del AMPA e ignorando lo que puedan decir de él en el Twitter anónimo -o no tanto- del instituto, mientras escribe desde las lejanías de su querida Granada para tenerla más en cuenta: “Me tuve que venir a València para tener en cuenta la historia de Granada y comprenderlo como escenario, para hacer ese juego de espacios. Me vino buen esa distancia para saber como representarlo”. Y así, con distancia, es como Gare construye un relato que habla de su etapa de instituto cuando hace años y años que se ha graduado y que tiene su ciudad natal como telón de fondo mientras la mira desde otro espacio. Al final la Comedia española tiene que ver mucho con las distancias, la perspectiva y el espacio, con todo lo que pasa antes que suene el timbre para salir de clase. 

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